lunes, 30 de noviembre de 2015

San Andrés Apóstol

+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo
                                                                         Mt. 4, 18-22

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombre". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

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Hoy celebramos la fiesta de San Andrés, uno de los doce Apóstoles. San Andrés era hermano de Pedro, y en otro pasaje de la escritura se lo menciona como el que lleva la noticia de que encontró al Mesías, señalado por Juan Bautista, a su hermano. Es poco lo que se sabe por las Sagradas escrituras sobre su vida en sí, pero con lo que hay es suficiente. No está muy claro cuáles fueron las ciudades donde predicó en la misión de llevar el Evangelio a todo el mundo, pero se sabe por antiguos historiadores como Eusebio, Orígenes, etc, que que viajo por distintos lugares. Tampoco se tiene evidencia de que haya existido una cruz en X, aunque se sabe que fue martirizado atado, y no clavado, a una cruz.
el Evangelio nos habla de la llamada de los apóstoles, y para ser apóstol (etimológicamente "enviado"), antes debemos ser llamados. Los doce fueron elegidos por Cristo para la tarea de evangelizar al mundo en el principio. San Andrés fue uno de los primeros llamados y en la Biblia aparece como discípulo de Juan Bautista al principio. Hoy, en esta fiesta en que la Iglesia celebra a uno de los doce, somos llamados a comprometernos con el Evangelio primero dejándonos convertir por el mismo Cristo, luego, evangelizando.
En este adviento podemos ver en la imagen del Apóstol a un humano siempre pronto a la llamada de Jesús, siempre listo para cuando quiera Dios. La venida de Cristo, siempre latente, nos llama a la predisposición y al trabajo, como esos hermanos pescadores, que trabajaban en y para la familia, luego se hicieron pescadores de hombres para salir a trabajar para la humanidad entera. Trabajemos construyendo el Reino, como Andrés y como todos los cristianos.