jueves, 19 de noviembre de 2015

Santa Isabel de Hungría

+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas
                                                                       Lc. 19, 41-44

Cuando Jesús estuvo cerca de Jesrusalén y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: "¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercaran con empalizadas, ye sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios".

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Celebramos en Argentina la memoria de Santa Isabel de Hungría, trasladada por la memoria de los beatos mártires rioplatenses del 17 al 19 de noviembre. Esta Santa fue princesa húngara coetánea de San Francisco de Asís y esposa de un noble también católico. Se dedicó a las obras de caridad, fundando hospitales y atendiendo ella misma a los enfermos más complicados. En Magdeburgo fundó un hospital en honor de San Francisco de Asís; donó todos sus bienes a los pobres y vivió una vida humilde y de servicio.
El Evangelio muestra a un Jesús triste por Jerusalén, por la poca fe que tenían, por no haber entendido el mensaje de paz. En las lágrimas de Cristo están las lágrimas de todos los santos, que lloraron por la humanidad como lo hicieron Santa Isabel de Hungría y tantos otros. En las sociedades de todos los tiempos siempre hubo santos, y siempre los habrá, que como Cristo lleven las lágrimas delante de Dios para que la humanidad se convierta y crea en el Evangelio; para que abandonen el corazón de piedra y entiendan el dolor y la necesidad del prójimo. Los males nos vienen por no entender el mensaje de paz del que habla Cristo. No sabemos coexistir en la paz del Señor, sino en la nuestra, que muchas veces se disfraza de paz y es en realidad el negocio de unos pocos.
Recemos por los gobernantes y por las naciones, por los humanos, para que entiendan su humanidad en la vida que tuvo Jesús en la tierra. Que Santa Isabel bendiga a los enfermos y los ayude desde el cielo en su consuelo hoy.