+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas
Lc. 19, 45-48
Jesús, al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Está escrito: 'Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones'". Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
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Así como no debe haber negocio en el templo construido de mampostería, mucho más debe ser cuidado el templo de nuestro espíritu, donde mora Cristo. Nadie se salva de profanar el templo coronando al ídolo dinero, ni los cardenales en el Vaticano ni los gobernantes de las naciones. Hoy debemos reflexionar sobre qué es más importante en nuestros corazones, ya que allí donde este nuestro corazón estará nuestro tesoro. Ciertamente si nuestra vida se construye en torno al dinero, como endiosándolo, entonces no tendremos Vida. Pero no solo se debe hacer examen de conciencia sobre esto, sino también sobre cómo tratamos las cosas de Dios, el templo, por ejemplo. Aquello que fue consagrado no debe ser objeto de negocio. vender en el templo o venderse a la vanidad y el vacío es profanar el templo de Dios. El Evangelio de hoy nos llama a tratar las cosas de Dios con la dignidad que merecen. No olvidemos que el espíritu es de Dios, como así también nuestro ser.