sábado, 14 de noviembre de 2015

sábado XXXII del tiempo ordinario

+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas
                                                                           Lc. 18, 1-8

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: "En una ciudad había un uez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él diciéndole 'te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?"

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La Palabra hoy enseña que Dios es fiel a su promesa y está siempre en el camino del justo. Muchas veces nos preguntamos ¿por qué nos olvida Dios?, y pensamos que nos ha abandonado, cuando en realidad el Sabio interviene siempre en la vida de sus hijos. Cristo mismo es muy claro cuando afirma que Dios le hará justicia a sus elegidos que claman día y noche aunque los haga esperar. Y sobre esto hoy la Iglesia rezó en el oficio de lectura un antiguo texto que dice "Ningún justo consigue en seguida la paga de sus esfuerzos, sino que tiene que esperarla pacientemente. Si Dios premiase en seguida a los justos, la piedad se convertiría en un negocio; daríamos la impresión de que queremos ser justos por amor al lucro y no por amor a la piedad. Por esto los juicios divinos a veces nos hacen dudar y entorpecen nuestro espíritu, porque no vemos aún las cosas con claridad". Creo que no es necesario agregar más, pero sí diremos que el hombre no es fiel como Dios, ni cumple siempre su palabra; Cristo nos dice a todos: "cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?". No nos desanimemos en esta vida, antes crezcamos en el conocimiento de Dios, leamos la Biblia, vayamos a Misa, escuchemos a los sacerdotes, seamos verdaderamente cristianos, esos mismos cristianos que exigimos que sean otros son los que debemos ser primero. Después "vengan y litigaremos".