miércoles, 8 de mayo de 2019

Solemnidad de Nuestra Señora de Luján

+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan
                                                                     Jn. 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.
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Hoy celebramos a nuestra Madre, la Santísima Virgen María como Nuestra Señora de Luján. Es recomendable leer su historia para poder festejar de manera más plena su solemnidad. Así como la Virgen quiso quedarse en Luján, también se queda hoy en nuestras casas y familias para acompañarnos en tiempos de legría y cuando las dificultades llegan. Hoy vivimos en una Argentina cansada de faltas; falta todo, pero nunca la fe. Nos falta alimento para buena parte de la población, nos falta trabajo, salud (la salud pública es deficiente no sólo por la política de turno, sino también por los gremialistas que especulan con poca humanidad sobre estos temas). Hoy es difícil, pero la verdad es que siempre lo fue, y nunca hay tanto mal como para no poder caminar aún. Nuestra Señora de Luján no nos abandona ho, y ya sea con nuestras medallitas, estampitas o esculturas podemos hablarle para poner en sus manos nuestras preocupaciones, como se pone en las manos maternas las cuestiones que no podemos resolver con nuestra experiencia de vida.
La Virgen tiene este mes dos celebraciones muy importantes, una es esta que festejamos hoy, aprovechemos este tiempo pascual para meditar los acontecimientos de su vida en este mundo y conocer más a la Virgen Madre. Ese es el modo de poder entrar en familiaridad con ella como hijos verdaderos que somos de la Iglesia y de su persona. Intercediendo por nosotros ante el Señor, con el rezo del rosario y las oraciones nos disponemos a la Eucaristía para celebrar de manera excelente esta solemnidad tan importante para el pueblo argentino.
Llegamos a conocer a María de la mano de alguien que tuvo o tiene mucha devoción a ella, algunos son seres queridos que ya no están, otros aún rezan con nosotros en este mundo. Este día compartamos también con todos ellos, los que están y los que no, la oración y la paz de la presencia siempre protectora de la Madre.
Debo decir también que la devoción mariana poco tiene que ver con cosas de solo mujeres, así nadie tiene por qué sentirse lejos de la Virgen, y, si sirve como ejemplo, podemos citar algunos santos que confiaron en ella y le fueron devotos: San Francisco, Santo Domingo, San Juan Pablo II... En tiempos del pontificado de Francisco, recemos por el Papa y por la Iglesia a la luz de María, que la Virgen proteja a todos sus hijos y especialmente a ese argentino en tierras romanas que hoy conduce la barca del Señor.