+Evengelio de Nuestro Señor Jesucristo según San
Jn. 15, 9-17
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así, todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”
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Celebramos la fiesta de San Matías, el último de los doce Apóstoles, que fue elegido para ocupar el lugar vacío que dejó Judas Iscariote. Las Escrituras, específicamente los Hechos de los Apóstoles, hablan de la Ascensión del Señor y pocos días después Pedro toma la palabra para señalar que debían elegir a uno de los que habían vivido con los Apóstoles y con Jesús desde el principio de la vida pública de Cristo para que sea constituído con los once testigo de la Resurrección. Hicieron una oración explicitada en los Hechos de Lucas y echaron suertes para saber quién era el elegido por el Señor. Matías, entonces, fue el doceavo Apóstol. En el mismo capítulo del fragmento del Evangelio que antecede esta reflexión en el versículo final Jesús dice "Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio", palabras que pueden compararse con el pedido de Pedro sobre la elección de un Apóstol que ocupe el lugar de Judas el traidor.
Este pasaje del Evangelio de Juan transcurre durante la última cena, después de que Judas Iscariote saliera a buscar a los que debían apresar a Jesús. Repite Jesús, como en el capítulo 13, el mandamiento de amarse los unos a los otros permaneciendo en su amor; agrega que el que cumple sus mandamientos permanece en su amor. "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos", dice Cristo, "Ya no los llamo servidores [...] yo los llamo amigos" continúa diciendo. El amor es el mensaje y el mandamiento que Jesús elige dar antes de ser apresado para padecer la tortura que lo llevaría a la muerte. Sabemos por el Evengelio que el Señor se estremeció antes de decir que sabía quién lo entregaría; sabemos también que enseñó que el mandamiento más grande es el amor. Sabemos que Dios es amor como dijo el mismo "discípulo al que Jesús amaba" (1 Jn. 4, 8). Dar la vida por los amigos es lo que hizo Jesús, y lo que harán también los Apóstoles.
en este tiempo pascual y con esta fiesta de San Matías Apóstol, es bueno escuchar la voz del Señor que nos recuerda muy dentro de nosotros, el amor de dilección que debemos tener por nuestros hermanos, tanto de sangre como de espíritu. El Señor convivió con los Apóstoles, Matías estaba entre ellos; el llamado de Jesús es al apostolado del amor y no de cualquier amor, sino del Amor de sí mismo dado a todos, es ser cristos en Cristo para todos. Consiste este amor en darlo todo por los amigos, son nuestros hermanos. También es cierto que debemos amar hasta a nuestros enemigos, como enseñó el Maestro; hoy Él nos habla de un amor en familia, en familia cristiana, que seamos uno con Él, que vivamos como los Apóstoles, como Matías, el último de los doce Santos Apóstoles, llenos de la Palabra, asiduos en la oración, fervientes en la evangelización hasta el final.