jueves, 16 de julio de 2015

Memoria de Nuestra Señora del Carmen

+ Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo
                                                                     Mt. 12, 46-50

Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera,  trataban de hablar con Él. Alguien dijo : "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
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Bellas las palabras del Señor, apuntan mas que a nada a su condición de Salvador, instruyendo al pueblo fiel sobre la condición de filiación adoptiva propia de los cristianos. Ser familia de Cristo es ser Iglesia, una Iglesia que no cesa de administrar los dones de Dios a todos los bautizados y de exender el Evangelio a todos los hombres. Entendemos que este doble sentido de familia del señor se da en primer lugar como hermanos de Cristo que es Dios, y por lo tanto debemos entendernos hijos de Dios; en segundo lugar por ser la Iglesia la madre del cristiano, así como María, la Virgen Madre, es verdadera Madre de Dios.
Me permito comparar este pasaje con el que habla de un Jesús niño perdido durante tres días y hallado entre los rabinos en el templo de Jerusalén (Lc. 2, 41-52). Es que cuando la Virgen y San José les expresaron la preocupación que tenían su respuesta fue que debía ocuparse de las cosas de su Padre. Bueno, en este pasaje de hoy Cristo está con sus discípulos, los Apóstoles y los primeros cristianos, y les estaba hablando sobre el Reino de Dios que había llegado a la tierra. Estaba enseñando hablándole a los cristianos y a otros justo antes de empezar a hablar en parábolas; estaba haciendo la voluntad del Padre, como lo hizo desde que fue niño la vez que se "perdió" entre los rabinos. Así, la interrupción de aquella persona que le dijo que su madre y sus hermanos querían hablarle, le valió para enseñar cuál es la voluntad del Padre y para advertir cómo debía ser el pueblo de Dios delante de sus ojos.
Entonces la familia de Jesús es la que cumple la voluntad del Padre; es esto lo que hizo la Virgen María, desde su "sí" al proyecto que Dios tenía para ella y para la humanidad. La Iglesia recibió de María al Salvador del género humano, la Madre de Dios es venerada especialmente por este hecho. Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora del Carmen, que ayudó a San Simón Stock, un santo carmelita, el siglo XIII, cuando la Orden religiosa era perseguida y pasaba dificultades, así la Virgen María le promete su protección y le entrega el escapulario. Así como ellos, cada cristiano tiene una familia, una familia gigante: la Iglesia; somos la familia de Dios, y es por eso que no debemos ser como los fariseos o los incrédulos, todos somos hermanos y la Virgen es nuestra Madre amada que nos cuida y nos enseña el amor a Dios en sus santos y en las comunidades religiosas todas. Si la Virgen nos protege, entonces nosotros debemos hacer la voluntad del Padre y no pelear ni levantarnos contra el hermano. En especial quiero remarcar que no debemos estar divididos entre nosotros, hacer la voluntad del Padre es amar como el nos ama y no perseguir a ningún cristiano ni grupo de cristianos; si la Virgen los protege, ¿cómo podríamos llevar honradamente el nombre de cristianos si atentamos contra nuestros hermanos?. Es lamentable pero cierto que muchas veces algunas congregaciones reniegan de otras, y hasta se las rechaza pretendiendo ser "mejores", ya de esto habló Cristo en otro lugar, diciendo que entre nosotros no debe suceder eso. Ya que hoy celebramos la memoria de la Virgen que se apareció en el monte Carmelo pido a Dios y a nuestra Señora que nos ayude a ser obedientes a la voluntad del Padre y podamos ser buenos cristianos unidos como hermanos en su Iglesia santa.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo peligro,
¡O Virgen gloriosa y bendita!
Amén.