miércoles, 17 de octubre de 2012

San Ignacio de Antioquía, Obispo y Mártir


San Ignacio, llamado Teóforo (ho Theophoros, en griego "portador de Dios") nació hacia el año 35 y falleció el año 107 en Roma, martirizado por mandato de Trajano, emperador romano. Es uno de los padres apostólicos, según la tradición, discípulo de San Juan Apóstol y Evangelista y de san Pablo Apóstol. Recibió el Orden episcopal de la mano de los Apóstoles Pedro y Pablo (Homilía en San Ignacio IV, 587, San Juan Crisóstomo) y es el segundo Obispo de Antioquía después de Evodio (según la Historia Eclesiástica de eusebio de Cesarea Hist. Ecc. II, III, 22) gobernando por 40 años a la grey de esa región.
El noveno año del reinado de Trajano es encarcelado y llevado de Antioquía a Roma en barco sufriendo gran maltrato durante el viaje. Durante este viaje fue acompañado por Filón, diácono de Tarso y Reo Agatopo, un sirio; ambos considerados los autores de las actas de su martirio. San Ignacio pasó por tormentos humanos por mar y por tierra, pero su consuelo venía de los cristianos que se acercaban a saludarlo con reverencia y lo homenajeaban cuando la nave llegaba a algún puerto en el recorrido o cuando pasaban por distintas regiones. En Esmirna, uno de los lugares por donde pasó cautivo, lo saludó San Policarpo, su condiscípulo y Obispo en dicha ciudad, y las comunidades cristianas aledañas mandaron delegaciones para consolarlo. Durante este período escribió cartas a las comunidades cristianas exhortándolas, como un padre, a que sean obedientes a sus respectivos obispos y que se apartaran de toda doctrina falsa; estando en Esmirna escribió a Roma pidiendo a los cristianos que no hicieran nada para impedir su martirio. En una de sus siete cartas, a los cristianos de Esmirna, aparece por primera vez la frase "Iglesia Católica", designando a la Iglesia que fundó Jesucristo sobre el cimiento de los Apóstoles; también es el primero en llamar "Eucaristía" al Santísimo Sacramento.
Las cartas del santo fueron parte de la colección de Eusebio de Cesarea, quien las conoció y estudió en la primera mitad del siglo IV. Esta colección está perdida, pero se conoce que son siete cartas dirijidas a los cristianos: a Éfeso (pros Ephesious), a Magnesia (Magnesieusin), a Tralles (Trallianois), a Roma (Pros Romaious), a Filadelfia (Philadelpheusin), a Esmirna (Smyrnaiois), y a su amigo Policarpo, santo mártir (Pros Polykarpon). Estas cartas están reconocidas por Eusebio en "Historia Ecclesiæ", III, XXXVI y por San Jerónimo de Estridón en "De viris illustribus Liber ad dextrum", cap. XVI. De las colecciones posteriores la más antigua data de la última mitad del siglo IV y es conocida como "Recensión larga", que tiene estas siete cartas llamadas genuinas y otras seis cartas falsas. Existen otras fentes como el "Martyrium Colbertinum" y el  "Codex laurentianus mediceus" de gran importancia y fiabilidad. Estas cartas son de una importancia inestimable por la doctrina auténtica que exponen, y esto con la autoridad suficiente, ya que el santo sirio recibió de los Apóstoles "no sólo la sustancia de la Revelación, sino también su propia interpretación inspirada de ella" (Enciclopedia Católica, traducción castellana de Fraancisco Vázquez IHM).
Cuando llegó a Roma lo recibieron miles de cristianos que le ofrecieron hablar con funcionarios del gobierno para evitar el martirio, pero él les rogó que no lo hicieran. Rezó con ellos de rodillas por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la paz del mundo. Al día siguiente los paganos concurrían a los sangrientos espectáculos del circo. San Ignacio de Antioquía fue presentado en el anfiteatro flavio (el Coliseo romano) donde oró a Dios antes que dos leones feroces lo destrozaran y devoraran.
Las reliquias del santo mártir fueron llevadas a Antioquía en manos del diácono Filón de Tarso (provincia de Cilicia) y por Reo Agatopo y fueron enterradas en un cementerio fuera de las puertas de Dafne, para que no llamaran la atención; esto lo refiere San Jerónimo, escribiendo en 392. Teodosio II, emperador, las trasladó a Tiqueo, o el templo de la fortuna, que se convirtió en una iglesia cristiana bajo el patrocinio del mártir. Finalmente, el año 367 se trasladaron a la Basílica de San Clemente de Roma, donde permanecen hasta hoy bajo el Altar Mayor.

Nota:
            La memoria del santo mártir se celebra hoy, en la iglesia latina, el 17 de octubre, igual que se celebraba en Antioquía desde el siglo IV y como figura en un antiguo martirologio sirio. Aunque en tiempos previos al Concilio Vaticano II se festejaba el 1 de febrero (según parece, a juzgar por los calendarios de algunos misales tridentinos de mediados del siglo XX) y figura así en la Enciclopedia Católica, cuyo artículo data del año 1910.