jueves, 18 de octubre de 2012

San Lucas evangelista


Hoy celebramos la Fiesta de San Lucas evangelista. Este santo escribió el tercer Evangelio y el Libro de los Hechos de los apóstoles y fue discípulo de San Pablo apóstol, quien lo cita llamándolo "el médico muy amado" en una de sus cartas. Es representado en la iconografía por un buey o un ternero, el animal del sacrificio, porque su Evangelio comienza con el relato de Zacarías, el sacerdote, padre de San Juan Bautista.

Según Eusebio de Cesarea y San Jerónimo de Estridón, el evangelista habría nacido en Antioquía, antigua capital de Siria. Y se sabe que conocía la septuaginta y las cosas judías bien por ser prosélito judío o bien por su conversión al cristianismo, por su relación con los Apóstoles y sus discípulos.
El Evangelio de Lucas es el más letrado y extenso, más largo que el Evangelio de San Mateo, y junto con su segundo libro (Los Hechos de los Apóstoles) la extensión es casi igual, en comparación, con las 14 Cartas de San Pablo. El estilo de su Evangelio es superior al de todo escrito del Nuevo Testamento excepto la Cara a los Hebreos. Este evangelio se denomina el "Evangelio de los pobres"  porque Jesús aparece siempre junto a los pobres y a los más pequeños. También lo han llamado el "Evangelio de la oración" porque en él Jesús ora en todos los grandes momentos de su vida y enseña a orar siempre a los discípulos. En el mismo Evangelio aparece el Magnificat, que es el cántico de alabanza de la Santísima Virgen María. Se ha dicho que el evangelista conoció a la Virgen y fue ella quien le habría dictado la oración; pero esto no puede probarse.
San Lucas aparece por primera vez en las Sagradas Escrituras en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, en la ciudad de Tróada (Hech. 16, 8...) donde se reúne con san Pablo, y, tras la visión, cruza con él a Europa como evangelista, desembarcan en Neápolis y continúan a Filipos "persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarles" (Hech. 16, 10). Probablemente Lucas permaneció en Filipos mientras Pablo continuaba su viaje y más tarde lo acompañó a Tróade para realizar el largo viaje por la costa como aparece en Hech. 20. y se sabe que estuvo con Pablo cando fue encarcelado por primera vez y la tercera vez, ya que en esta última etapa de presidio del apóstol, la carta a Timoteo dice "He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera...Apresúrate a venir hasta mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo...el único que está conmigo es Lucas " (2 Tim 4, 7-11).
Lo que se sabe del evangelista luego del martirio de San Pablo es lo que llegó hasta nosotros de las obras de
Sexto Julio Africano que en el "Præfatio vel Argumentum Lucæ" afirma del evangelista que estaba soltero, que escribió el evangelio en Acaya  que murió a la edad de setenta y cuatro años en Bitinia lleno del espíritu Santo (probablemente hay acá un error de esta versión, porque lo más lógico es que se trate de Beocia y no Bitinia). San Jerónimo dice que fue sepultado en Constantinopla y que sus huesos fueron trasladados junto con las reliquias del Apóstol Andrés.
Debió haber sufrido ataques por ser cristiano y evangelista, pero no puede probarse con evidencia alguna su martirio. Sus reliquias se conservan actualmente en Padua, Italia, en la Basílica de Santa Justina.

miércoles, 17 de octubre de 2012

San Ignacio de Antioquía, Obispo y Mártir


San Ignacio, llamado Teóforo (ho Theophoros, en griego "portador de Dios") nació hacia el año 35 y falleció el año 107 en Roma, martirizado por mandato de Trajano, emperador romano. Es uno de los padres apostólicos, según la tradición, discípulo de San Juan Apóstol y Evangelista y de san Pablo Apóstol. Recibió el Orden episcopal de la mano de los Apóstoles Pedro y Pablo (Homilía en San Ignacio IV, 587, San Juan Crisóstomo) y es el segundo Obispo de Antioquía después de Evodio (según la Historia Eclesiástica de eusebio de Cesarea Hist. Ecc. II, III, 22) gobernando por 40 años a la grey de esa región.
El noveno año del reinado de Trajano es encarcelado y llevado de Antioquía a Roma en barco sufriendo gran maltrato durante el viaje. Durante este viaje fue acompañado por Filón, diácono de Tarso y Reo Agatopo, un sirio; ambos considerados los autores de las actas de su martirio. San Ignacio pasó por tormentos humanos por mar y por tierra, pero su consuelo venía de los cristianos que se acercaban a saludarlo con reverencia y lo homenajeaban cuando la nave llegaba a algún puerto en el recorrido o cuando pasaban por distintas regiones. En Esmirna, uno de los lugares por donde pasó cautivo, lo saludó San Policarpo, su condiscípulo y Obispo en dicha ciudad, y las comunidades cristianas aledañas mandaron delegaciones para consolarlo. Durante este período escribió cartas a las comunidades cristianas exhortándolas, como un padre, a que sean obedientes a sus respectivos obispos y que se apartaran de toda doctrina falsa; estando en Esmirna escribió a Roma pidiendo a los cristianos que no hicieran nada para impedir su martirio. En una de sus siete cartas, a los cristianos de Esmirna, aparece por primera vez la frase "Iglesia Católica", designando a la Iglesia que fundó Jesucristo sobre el cimiento de los Apóstoles; también es el primero en llamar "Eucaristía" al Santísimo Sacramento.
Las cartas del santo fueron parte de la colección de Eusebio de Cesarea, quien las conoció y estudió en la primera mitad del siglo IV. Esta colección está perdida, pero se conoce que son siete cartas dirijidas a los cristianos: a Éfeso (pros Ephesious), a Magnesia (Magnesieusin), a Tralles (Trallianois), a Roma (Pros Romaious), a Filadelfia (Philadelpheusin), a Esmirna (Smyrnaiois), y a su amigo Policarpo, santo mártir (Pros Polykarpon). Estas cartas están reconocidas por Eusebio en "Historia Ecclesiæ", III, XXXVI y por San Jerónimo de Estridón en "De viris illustribus Liber ad dextrum", cap. XVI. De las colecciones posteriores la más antigua data de la última mitad del siglo IV y es conocida como "Recensión larga", que tiene estas siete cartas llamadas genuinas y otras seis cartas falsas. Existen otras fentes como el "Martyrium Colbertinum" y el  "Codex laurentianus mediceus" de gran importancia y fiabilidad. Estas cartas son de una importancia inestimable por la doctrina auténtica que exponen, y esto con la autoridad suficiente, ya que el santo sirio recibió de los Apóstoles "no sólo la sustancia de la Revelación, sino también su propia interpretación inspirada de ella" (Enciclopedia Católica, traducción castellana de Fraancisco Vázquez IHM).
Cuando llegó a Roma lo recibieron miles de cristianos que le ofrecieron hablar con funcionarios del gobierno para evitar el martirio, pero él les rogó que no lo hicieran. Rezó con ellos de rodillas por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la paz del mundo. Al día siguiente los paganos concurrían a los sangrientos espectáculos del circo. San Ignacio de Antioquía fue presentado en el anfiteatro flavio (el Coliseo romano) donde oró a Dios antes que dos leones feroces lo destrozaran y devoraran.
Las reliquias del santo mártir fueron llevadas a Antioquía en manos del diácono Filón de Tarso (provincia de Cilicia) y por Reo Agatopo y fueron enterradas en un cementerio fuera de las puertas de Dafne, para que no llamaran la atención; esto lo refiere San Jerónimo, escribiendo en 392. Teodosio II, emperador, las trasladó a Tiqueo, o el templo de la fortuna, que se convirtió en una iglesia cristiana bajo el patrocinio del mártir. Finalmente, el año 367 se trasladaron a la Basílica de San Clemente de Roma, donde permanecen hasta hoy bajo el Altar Mayor.

Nota:
            La memoria del santo mártir se celebra hoy, en la iglesia latina, el 17 de octubre, igual que se celebraba en Antioquía desde el siglo IV y como figura en un antiguo martirologio sirio. Aunque en tiempos previos al Concilio Vaticano II se festejaba el 1 de febrero (según parece, a juzgar por los calendarios de algunos misales tridentinos de mediados del siglo XX) y figura así en la Enciclopedia Católica, cuyo artículo data del año 1910.