miércoles, 4 de agosto de 2021

San Juan María Vianney

 +Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo

                                                                      Mt. 15, 21-28


Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel». Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros». Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!». Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.

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Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Juan María Vianney, el santo cura párroco de la ciudad de Ars-sur-Formans. Por este santo, también celebramos el día del sacerdote (y especialmente el día del párroco). Es que el santo cura de Ars fue un ejemplo a seguir en su tiempo y un modelo ideal de ministro; en palabras de otro santo, Pío X, es «el tipo acabado de los sacerdotes en su ministerio». Su biografía puede leerse en línea en la una traducción al castellano de la enciclopedia católica o en los libros biográficos; solo daré al lector un esbozo de su vida que es, sin duda, perfume de santidad.

Nace en Dardilly el día 8 de mayo de 1786, muy cerca de la histórica ciudad de Lyon, en Francia. Desde su edad escolar nunca tuvo buen rendimiento intelectual según las fuentes de su época (eran tiempos de revolución y persecución a los cristianos, tiempos peligrosos incluso para niños católicos de edad escolar). El año 1801 se firma un concordato entre el Consulado (Napoleón) y el Vaticano que permite  reconstruir medianamente y de manera progresiva la iglesia que había intentado extinguir la Revolución Francesa. El santo fue llamado a la guerra contra España, que era parte de la orquesta bélica de Napoleón para conquistar Europa, pero deserta accidentalmente, disgustando a su papá. Su hermano menor toma su lugar. En Ecully retomó sus estudios y fue enviado al seminario, donde tomó cursos de filosofía en francés, ya que no entendía latín. Fue echado del seminario pero su defensor, el párroco Balley, intercedió y así logró superar los estudios para ser ordenado sacerdote el 13 de agosto de 1815. Ayuda al padre Balley hasta que este fallece el año 1818 y entonces es enviado al pequeño pueblo de Ars, pero nunca fue nombrado párroco. A pesar de todas sus dificultades el santo hará de aquella pequeña aldea francesa un lugar de peregrinaje para cristianos de toda posición social en Francia e incluso en el extranjero, confesando hasta 16 horas diarias, catequizando, ayudando a los misioneros y velando por el cuidado y formación de los niños.

Como vemos en el Evangelio, Dios elige a los humildes y a los últimos haciendo con ellos verdaderas maravillas mediante la fe. Este día pidamos a San Juan María Vianney por la vida, la fe y la santidad de nuestros sacerdotes. Pido particularmente por todos los sacerdotes que el Señor me permitió conocer en la iglesia y especialmente por mis padres espirituales Ariel y Alberto. Saludo a los sacerdotes dominicos por esta fecha en que también celebran el nacimiento del fundador.