miércoles, 11 de octubre de 2017

miércoles xxvii del tiempo ordinario

+Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas
                                                                          Lc. 11, 1-4

Un día, jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". Él les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación"
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Hoy Jesús nos invita a orar al Padre con la oración más hermosa que tenemos los cristianos. Recemos siempre en privado, en familia y en comunidad pidiéndole a Dios que nos custodie el camino y no permita que el mal nos dañe.

Oración

 Cristo, vencé en mí; que el vacío oscuro de la noche no me apague el blanco nombre que me diste. Que mi herrumbre encaprichada en la vileza no me arranque las armas que me diste. Que esta llama que encendiste en mi alma me recuerde el sí eterno que te dí.

miércoles, 4 de octubre de 2017

San Francisco de Asís


Hoy es la memoria de San Francisco, el pobre fraile de Asís. Llenos están los rincones del planeta de todo tipo de alusiones y oraciones, de devotos y de lecturas sobre el santo; el Papa Francisco toma su nombre de este gran santo, fundador de los Frailes Menores, conocidos comunmente como "franciscanos". Hoy es un día para recordar que debemos ser más humildes en la vida y seguir el ejemplo de los santos, como el que recordamos ahora. ¿Hace falta recordarnos el bien?... Sí, hace falta, porque el hombre se pierde.
Seguramente no podamos ser igual que San Francisco, seguramente no podamos llevar la santidad especial en nosotros, pero aún así estamos llamados a la santidad. Seguramente muchos nos reprochen que somos cristianos y, aún siéndolo, no somos perfectos..., la perfección bien entendida, la verdadera es estar con Dios. No puedo exigir del otro la perfección que no tengo; muchas veces nos exigimos cosas como si solo la voluntad bastara. Aprendí, como los niños que tropiezan una y otra vez, que todo viene de la mano de Dios y que la voluntad debe aceptarse a sí misma en Él. Y esto forja la paz, la misma paz de la que debemos ser instrumentos, como dice la oración que hicimos. Aceptarse en el Señor forja la paz y emana esencia de sabiduría; pero la soberbia está al acecho de los sabios, por eso es querible y conveniente entrenarse en la humildad ya que, como dijo San Pedro, "Dios resiste a los soberbios pero da su gracia a los humildes". En la compañía de los santos y de los hermanos podemos hallar la fuerza de Dios que nos guarda del mal y nos ama.